Paradoja, metafora, equivalencia u lo que sea, esto lo deberan de saber losSeñores diputables, ahora que estan analizando la reforma fiscal, para poderhacérselo saber a Don Cartens o Don Calderon.No creen ustedes amigos contribuyentes._____Esta pequeña historia del Dr. David R. Kamerschen, profesor de economía dela Universidad de Georgia, ilustra cómo funciona buena parte de cualquiersistema fiscal.Estos eran diez amigos para quienes la fortuna y el trabajo de cada quienles habían deparado una vida muy distinta en lo material.Sin embargo, tenían un gran gusto en común: sentarse cada día en el bar dela colonia a compartir su tiempo entre ellos, tomando cada quien unacerveza.De sde los inicios de dichas reuniones, seguramente a propuesta deleconomista del grupo, habían decidido dividir el total de la cuenta deacuerdo a la riqueza económica de cada uno de los miembros del grupo,simulando así la forma en la que se distribuye el pago de impuestos en lasociedad. Por lo que la cuenta diaria se la repartían de la siguientemanera:Los cuatro primeros amigos (los más pobres) no pagaban nada;El quinto pagaba $1;El sexto pagaba $3;El séptimo pagaba $7;El octavo pagaba $12;El noveno pagaba $18 yEl décimo amigo (el más rico) pagaba $59.Los diez amigos se reunían a diario. Arreglaban el mundo sólo para denuevo, al siguiente día, descomponerlo.Nadie le daba mucha importancia a la distribución de la cuenta entre ellos.Llegó el día, sin embargo, en que todo mundo en el bar empezó a hablar de'competitividad' y de 'reformas estructurales´. Del cantinero al garroteroa los otros Parroquianos, todos cayeron en cuenta de que la única formade mantener el negocio en marcha y enfrentar la competencia d e otros baresera haciendo ajustes a las costumbres de antaño.Como parte de los cambios, el dueño del negocio les dijo a los diez amigoslo que parecía una buena noticia: 'Deseo mantener su lealtad e incorporar amás clientes al bar (aumentar la base de contribuyentes) , por lo que apartir de hoy a su cuenta diaria se les bonificará con un descuento de $20.Uno de los amigos, contador público que se encontrabapresente, sugirió que para mantener el balance se siguiera dividiendo lacuenta como hasta ahora.Los cuatro amigos más pobres quedarían tal cual. Seguirían bebiendo degratis. Pero, la pregunta era: ¿Cómo se dividiría la ganancia (losexcedentes petroleros, la reducción de tasas) entre los seis que sí pagabanpara que a cada cual le tocara 'lo justo'?La bonificación de $20 dividida entre 6 daba un total de $3.33 por cabeza.Pero al restar dicha cantidad del pago de cada quien resultabaque tanto el quinto como el sexto amigo recibirían un ingreso por beber sucerveza, lo que hasta para un abogado resultaba ilógico.El dueño del negocio, un hombre razonable y prudente, sugirió que lo justosería reducir la cuenta de cada quien (la carga fiscal) en una cantidad lomas parecido y proporcional a su contribución. Así, ahora:a) El quinto amigo, al igual que los cuatro primeros, no pagarían nada.b) El sexto pagaría $2 en vez de $3 (un ahorro de 33%);c) El séptimo pagaría $5 en vez de $7 (28% menos);d) El octavo pagaría $9 en lugar de $12 (25% menos);e) El noveno pagaría $15 en lugar de $18 (22% menos) yf) El décimo amigo pagaría $49 en vez de $59 (un ahorro de 16%).Los primeros cuatro, bajo este nuevo procedimiento, estaban igual de bienque antes (para estos propósitos) y los restantes seis amigos habíanrecibido un beneficio. Sin embargo, una vez en la calle, los amigosempezaron a comparar el resultado. 'Yo sólo recibí un peso de los $20',dijo el sexto, 'mientras que él -apuntando al décimo- recibió $10'. 'Sí, escierto', dijo el quinto amigo. 'Yo también me beneficié sólo con $1' y noes justo que =C 3l haya recibido 10 veces más que yo. Como siempre: ¡Los ricosse quedan con todos los beneficios!''¡Hey! ¡Momento!' gritaron al unísono los cuatro primeros amigos.'Nosotros, que somos los mas desprotegidos, no recibimos nada ¡El sistemasiempre explota a los más pobres!'.Ante evidencia tan contundente, los nueve amigos rodearon al décimo y ledieron una golpiza aún más contundente, enojados por haberse aprovechadode la injusta distribución que ocasionaban los cambios del sistema.Al día siguiente, el décimo amigo estaba tan golpeado que no pudo ir al bara tomar su cerveza. Los otros bebieron sin él pero a la hora de pagardescubrieron que entre todos no les alcanzaba ni para pagar siquiera lamitad de la cuenta'.Esta pequeña historia del Dr. David R. Kamerschen, profesor de economía dela Universidad de Georgia, ilustra cómo funciona buena parte de cualquiersistema fiscal.Ahora que Hacienda y los diputados hacen su chamba, vale reiterar que, pordefinición, el beneficio de mayores recursos públicos producto de unareforma hacendaria debe ir a los mexicanos más pobres; de la misma forma, enla medida en la que más mexicanos se sumen a la base de contribuyentes y setermine con el trato de excepción para estos y aquellos, el beneficio demenores cargas fiscales deberá ir a quienes de entrada ya pagan más.De no hacerlo, los nueve amigos dejarán de tomar su cerveza como hastaahora, mientras que el décimo tomará su Tecate o Sol en cualquier otro paísdel mundo.Y así es, amigos y amigas, periodistas y profesores universitarios,gremialistas y asalariados, profesionales y gente de la calle, la manera enque funciona el sistema de impuestos. La gente que paga los impuestos másaltos son los que se benefician más de una reducción de los mismos. Póngalesimpuestos muy altos, atáquenlos por ser ricos, y lo más probable es que noaparezcan nunca más. De hecho, es casi seguro que comenzarán a beber enalgún bar en el extranjero donde la atmósfera es algo más amigable.
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